En este mundo hay gente muy rara. Y a la mayoría me la encuentro yo porque tengo un imán para que se me acerque gente raruna –sobre todo en autobuses y en sitios cerrados de donde no puedo escapar- igual que mi amiga Silvia lo tenía para que se le pegaran tíos calvos, que cada cual tiene su karma y envía las ondas espirituales que quiera. Que para gustos, chakras.
La cuestión es que estoy más o menos acostumbrada al
surrealismo ciudadano, pero de un tiempo a esta parte vengo sorprendiéndome de
una rama o especialidad majara, que generalmente se asienta en otras madres y
que viene a centrarse en el tema capilar. Sí, sí, como os lo digo. En el tema
capilar.
Ya con la pelirroja me di cuenta de que existían ciertos tabúes
frente al pelirrojismo en sí, y es que la gente me decía cosas como ‘hay que
ver qué mona y qué rubia te ha salido’ ¿perdón? Si hay una rubia que se
manifieste porque la mía es pelirroja hasta decir basta… aunque luego descubrí
que igual lo hacían –y lo hacen- por prudencia, porque a la mayoría de los pelirrojos
no le gusta serlo ya que cuando alguna vez me he cruzado con alguna señora
pelirroja y hago la broma de ‘mis hijos parecen más tuyos que míos’, me miran con
cara de ‘quién eres y por qué me hablas’ y me sueltan un ‘¿Por qué?’ /‘Por el
pelo... como tú también eres pelirroja’, digo sonriendo ‘¿Yooo?' / ‘O es que es
pintado?’ / '¿Pintado? Nooo...' Entonces nos miramos en silencio. Sonrío, agacho la cabeza y
huyo con la firme intención de mandarle un anónimo que diga ‘No lo sabes, pero
eres pelirroja. Y mucho’.
Otra veces, si el pelirrojo es el hijo, le digo a la madre ‘Ay,
un pelirrojo como los míos’ /‘¿Pelirrojo? Pero si es castaño…’ y el niño que no
sólo tiene el pelo rojo sino que tiene una cara de escocés que tira para atrás
me mira como si le hubiera dicho que tiene tres cabezas. Muy paranormal todo.
Y luego están las que quieren que sus hijos sean rubios y
los intoxican cada noche con altas dosis de champús de camomila logrando un
color rubio dorado anciana raruno, raruno y te dicen con orgullo ‘yo el mío no sé
de dónde ha sacado el rubio’ y claro, tú lo sabes, en realidad todo el mundo lo
sabe, pero la dejas disfrutar de su falso niño nórdico, que no hacen daño a nadie
aunque tampoco descartas mandarle otro anónimo para decirle que también le
enjabone las cejas, más que nada por evitar el contraste a lo Savater.
Pero el colmo de los colmos me pasó hace unos días que
coincidí esperando en un semáforo con una muchacha pelirroja con un carrito y
me dijo ‘Ay, que bonito pelo tienen tus niños, son como yo de pequeña’. Yo, por
devolverle el piropo, me asomé a ver al niño que si no era gitano poco le
faltaba y le dije ‘Es guapísimo. Pero fíjate, tú pelirroja y tu niño tan moreno…’
/ '¿Moreno mi niño? ¿pero no le ves los reflejos naranja de los lados?' / Y claro, yo, ilusa,
me reí pensando que, lógicamente se trataba de una broma porque el niño tenía el pelo de Georgie Dann pero la muchacha
continuó ‘Es pelirrojo pero es que ahora no le da el sol pero cuando le da es naranja,
naranja, casi como la tuya’.
Pues eso que la gente no está bien.